La importancia del problema de la calidad del aire se ha acrecentado debido a los peligrosos niveles de contaminación que se han alcanzado en muchas ciudades del mundo, ocasionando problemas de salud a la población, tales como rinitis alérgica, agudizaciones de asma o incluso enfermedades pulmonares obstructivas crónicas.

 

Al respecto, en la reciente NOM-172-SEMARNAT-2019 Lineamientos para la Obtención y Comunicación del Índice de la Calidad del Aire y Riesgos a la Salud, se hace referencia a que “El estudio de carga global de la enfermedad publicado por el Institute for Health Metrics and Evaluation en el año 2010 ubicó a la contaminación del aire como la séptima causa de muerte en el mundo con aproximadamente 3.2 millones de muertes atribuibles. En América Latina y el Caribe se ubicó como la onceava causa de muerte, con más de 45 mil muertes atribuibles; mientras que para México representó la novena causa de muerte, con más de 20 mil muertes atribuibles. Por su parte, las estimaciones correspondientes al año 2012 de la Organización Mundial de la Salud (OMS), indican que la contaminación atmosférica en las ciudades y zonas rurales de todo el mundo provoca cada año más de 3 millones de muertes prematuras (WHO, 2016)”.

 

Por esta razón, medir y evaluar el impacto de la contaminación el aire es indispensable. Y para tal efecto se requiere un sistema de monitoreo de la calidad del aire que nos permita conocer los índices de la contaminación en diferentes puntos de una zona geográfica determinada, de forma precisa, eficiente y económica, a fin de ubicar sus fuentes y diseñar las estrategias adecuadas para reducirla, procurando que no exceda los niveles establecidos por las instituciones oficiales.

 

 

A pesar de que en la Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente (LGEEPA) en su artículo 112 señala que los gobiernos de las entidades federativas, los Municipios y las demarcaciones territoriales de la Ciudad de México, deberán establecer y operar sistemas de monitoreo de la calidad del aire, en buena parte del territorio nacional no se realizan estas mediciones. De acuerdo con la Secretaría de Salud Federal, sólo 4 de cada 10 mexicanos viven en ciudades o zonas en donde se realiza un monitoreo de la calidad del aire, en tanto 15 estados no cuentan con redes de monitoreo atmosférico que formen parte del Sistema Nacional de Información de la Calidad del Aire (SINAICA). 

 

 

Mexicali sólo cuenta con 3 estaciones de monitoreo normativas, todas en la ciudad, las cuales resultan insuficientes atendiendo al tamaño del municipio y a la creciente población. Desafortunadamente el costo de cada estación asciende a $5´000,000.00 de pesos, en tanto el mantenimiento anual a $500,000.00  (MXN), por lo que su adquisición es financieramente poco viable.

 

 

La Red Colaborativa de Monitoreo Ambiental REDSPIRA surge en el año 2018 como una iniciativa de responsabilidad social, con el propósito de ofrecer una solución a esa problemática. Esta plataforma tecnológica se encuentra integrada por hardware y software. El hardware se compone por sensores de bajo costo instalados en diferentes puntos de una determinada área geográfica, diseñados para medir la contaminación del aire; en tanto el software comprende tanto aplicaciones móviles como un portal web que despliega de manera georreferenciada la ubicación de los sensores y sus mediciones.

 

 

Una ventaja que ofrece REDSPIRA, gracias a su naturaleza colaborativa, consiste en su capacidad para integrar infraestructura de monitoreo y datos sobre calidad del aire recolectados tanto por autoridades ambientales como por ciudadanos en una plataforma común. De hecho, gracias a esta característica y a los convenios celebrados con las autoridades competentes, se incluyen en la red de las mediciones arrojadas por las estaciones de monitoreo oficiales.

 

Nuestra solución permite la creación o fortalecimiento de las redes de monitoreo en regiones en donde debido a restricciones presupuestales, la adquisición de estaciones normadas no es una opción, o bien, los costos de operación o mantenimiento no serían viables, obstaculizando el monitoreo óptimo de la calidad del aire.